Llueve

Llueve.

Llueve porque tiene que llover.

Llueve lo que tiene que llover.

Llueve y la lluvia se lleva, 

al menos por un momento,

el barro y la inmundicia que este mundo nos ensucia,

productos de la estulticia y de la falta de astucia

del rebaño de borregos que por muy listos se tienen,

pero que votan al lobo y le aplauden cuando viene.

Llueve.

Llueve y,

que le den por culo a todo!

que yo me voy con la lluvia.

La realidad.

La realidad no cabe en vuestros hashtags,
haceos a la idea.
Nada es tan simple.
Nada es tan plano.
Nada es tan carente de trasfondo o de significado como para caber en vuestros hashtags.
Deja de intentarlo, desistid.
Buscad el verdadero significado de las cosas.
No os dejéis llevar por el perverso atractivo de lo sencillo.
No permitáis que un simple símbolo seguido de unas pocas palabras os arrebaten la verdad que se esconde detrás de cada cosa.
Bucead en lo complejo de la existencia.
Deleitaos de esencia y de presente.
Contemplad con admiración la caótica y estructurada maraña que teje la realidad con el precioso transcurrir de cada escueto segundo.
Hundíos en el caos, con deleite, y poco a poco comprenderéis que lo único realmente sencillo es dejar de pensar para empezar a comprender.
La realidad no cabe en ninguno de vuestros hashtags y, sin embargo, un hashtag podría definir un universo entero.
Así de complejo.
Así de sencillo.

El viaje.

Y en el frágil crepitar
de una escueta vela,
recordé cuan bello es vivir,
aunque a veces duela,
y me dije:¿porqué no?
Arriesga el alma y vuela,
y me busqué una estrella fugaz,
y me fundí con su estela.

Y en mi viaje por el cosmos,
recordé que no era humano,
que somos polvo de estrella
y en este existir insano,
confundimos al amor,
con cualquier romance ufano,
y que no lo mismo amar
que pasear de la mano.
Que amar tiene más matices
de infinitas dimensiones,
que cualquier beso en la boca
que desate mil pasiones.
Pues de amar nunca se muere,
porque el amor sólo es vida,
y sólo amando se aprende
esta enseñanza perdida.
Así que ama, carajo,
pero hazlo sin la mente,
y aunque te cueste trabajo,
ama con calma y de frente.
Ama a la vida en sí misma,
ama de forma perenne,
ama sin miedo al abismo,
para, respira y siente.

Me alegro de haberte conocido.

Me alegro de haberte conocido.

Entre los altos y bajos,
las dudas y reticencias,
entre los dos caminamos,
para expandir las consciencias.

Me alegro de haberte conocido.

Que aunque veces sea duro,
el discernir el camino,
cuando te miro a los ojos,
veo más cerca el destino.

Me alegro de haberte conocido.

Y aunque no estemos de acuerdo,
en como sentir el presente,
de acuerdo sin duda estamos,
en que hay que vivirlo de frente.
Y no huir de las certezas,
ni rechazar lo sentido,
por eso me alegro sin duda,
de haberte, al fin, conocido.